“La caída del Presidente Fernando de la Rúa también significó la caída de un modelo económico que se inició a principios de 1991 pero que, mucho antes, desde la época del proceso, había producido cambios en las reglas de juego que afectaron profundamente a la economía argentina”. (Arizu: 2004)
Puntualmente, la caída de De la Rúa fue el último episodio de este modelo que se cerró muy duramente. Marcó el fin de la Convertibilidad, en medio de reclamos de los desocupados que estaban al margen de la sociedad, como consecuencia de las políticas neoliberales; las protestas de la clase media afectada como consecuencia del corralito, y el lamento de la mayor parte de la población por la pérdida del poder adquisitivo.
Elegido por la Asamblea Legislativa, el 01 de Enero de 2002, Eduardo Duhalde asumió como Presidente de la Nación. Duhalde nombró como ministro de Economía a Jorge Remes Lenicov, quien decidió la devaluación de la moneda. Las medidas fueron shockeantes: se puso fin a la convertibilidad luego de casi 11 años y se devaluó el peso. El dólar abruptamente cuadruplicó su valor. Pero, además, Duhalde definió la pesificación asimétrica de los depósitos. Cada dólar se devolvería a 1,40 pesos más CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia). Esta medida fue conocida luego como “corralón” y abarcó a los depósitos a plazo superiores a los 7 mil dólares. El “corralón” implicó un esquema de reprogramación de los plazos fijos en la moneda estadounidense, los cuales se devolverían progresivamente en pesos devaluados (este proceso ya ha sido completado). (Kosacoff, 2005)
Durante el año 2002 los indicadores mostraron un país hundido en una depresión cada vez más acentuada. El Producto Bruto Interno (PBI) real cayó un 28% desde su máximo, en 1998, hasta la depresión de 2002. El peso, que era equivalente a 1 dólar desde abril de 1991, se depreció en enero de 2002 hasta los 4 pesos por dólar, antes de su recuperación parcial. La inflación de ese año fue del 41%. El desempleo aumentó del 12,4% en 1998 al 23,6% en 2002. La tasa de pobreza creció al 57,5% y, en términos reales, los salarios cayeron tomando en cuenta la inflación un 23,7%.
En mayo de 2002, Roberto Lavagna, se hizo cargo del Ministerio de Economía. Remes Lenicov se había ido sin poder ponerle un cierre al corralito y sin lograr un acuerdo con el FMI. Sin embargo, ofreció un menú de tres bonos para resarcir a los ahorristas acorralados. Lavagna levantó progresivamente algunas restricciones del corralito y del corralón. Primero liberó de la reprogramación los depósitos inferiores a 10.000 pesos. Y después subió el tope de extracción de las cuentas a la vista de 1.200 a 2.000 pesos mensuales.
El 1° de diciembre de ese año, 12 meses después de su nacimiento, el Gobierno le puso fin al “corralito”. Quedaron liberados 21.000 millones de pesos. Lavagna logró desarrollar un programa basado en el superávit fiscal (sustentado en la retención a las exportaciones, el repunte de la recaudación y el tipo de cambio “competitivo”) y en la reprogramación de la deuda argentina. Estos fueron sus dos principales logros. Lo anterior comenzaría a insinuar un despegue venturoso de la economía argentina.